La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto la doble moral de las leyes migratorias europeas aplicadas a mujeres, niños y hombres de diferentes nacionalidades, principalmente no europeas.

 

Los migrantes no europeos buscan protección internacional porque sus vidas corren peligro.

Miles mueren en el mar porque carecen de rutas seguras o se enfrentan a crueles controles fronterizos, como en Melilla, donde mueren violentamente a manos de las autoridades españolas y marroquíes.